El planeta Tierra se ve sometido a una serie de leyes físicas ineludibles. Éstas imponen las reglas de cómo pueden formarse los materiales que lo constituirán.
Surgen así las formas geológicas, y además, en el caso de la Tierra, aparece una manifestación de la materia y la energía desconocida en los restantes planetas de nuestro entorno inmediato: la vida. Los organismos vivientes, pues, se ven sometidos a las leyes físicas que dan forma al sustrato sobre el que se desarrollan. Sin embargo, son capaces, en cierta medida, de liberarse de esas leyes, pero sólo de modo transitorio. Aparece así lo que llamamos ecosistema, y su gestión se verá sometida también a las leyes generales del planeta.
Cualquier intervención humana que haga caso omiso de esas leyes puede provocar un desequilibrio del ecosistema, que sólo se compensará a nivel planetario siguiendo esas leyes físicas del mundo inanimado.
Las consecuencias serán entonces desastrosas para la vida, pues si en cantidad se restablece el equilibrio, no sucede lo mismo con el modo como esa materia y energía se organizan.
Tomado de la Gran Enciclopedia Interactiva "Siglo XXI",año 2000, grupo editorial Oceano, tomo 6, Barcelona-España, página 1446.
Como una perfecta organización, la Tierra posee mecanismos para reestablecer su equilibrio. Por ello, el ser humano está llamado a poner de su parte a fin de cuidar que su accionar no deje huellas irreversibles en el medio ambiente, ocasionando daños de tal magnitud que impidan el normal desarrollo de la vida terrestre.
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